5. PASCUENCE (vaná a rápa núi)

Adalberto Salas *

5.1. El bilingüismo pascuense-castellano

5.2. La lengua pascuense. Clasificación y tipología

5.3. La fonología

5.4. Gramáticas, diccionarios y obras de consulta

5.1. EL BILINGUISMO PASCUENSE-CASTELLANO

La población isleña nativa es bilingüe de pascuense y castellano. El pascuense es la lengua normal de la vida intrafamiliar y, en general, de las interacciones cara a cara entre isleños. El castellano es la lengua de las interacciones con los continentales y de las situaciones producidas por el contacto con la cultura europeo-occidental, incluido el contacto epistolar entre isleños (Gómez Macker 1982: 95).

Dadas estas condiciones, el comportamiento bilingüe aparece mayormente en la población adulta. Los niños en edad preescolar y los ancianos tienden al monolingüismo en pascuense, ya que su dominio interaccional suele estar limitado a la familia y a pequeños grupos de panes. El niño todavía no se ha incorporado al contacto y el anciano ya se ha retirado de él.

Para los niños, la adquisición masiva del castellano empieza en la primera institución de contacto con la sociedad hispánica: la escuela, que es el factor más eficiente en la adquisición de la lengua y la cultura hispánicas. En términos de la inmersión escolar, el niño aprende el castellano, aun cuando la escuela, por su diseño mismo, no incluye la enseñanza formal y sistemática del castellano como segunda lengua. Gómez Macker dice al respecto que en la escuela el aprendizaje del castellano “… se ha visto tradicionalmente entorpecido pon múltiples circunstancias…” entre las cuales destaca el que se utilice “…en la enseñanza del castellano, las mismas metodologías y los mismos textos elaborados para hispanohablantes monolingües”; para concluir evaluando el proceso completo de enseñanza del castellano como “…asistemático, inadecuado y, a menudo, contraproducente a juzgar por los resultados deficientes”. (Gómez Macker 1982: 98).

La severidad de la crítica de Gómez Macker está objetivamente motivada por el desempeño, en general pobre, de los pascuenses en castellano. En efecto, la población nativa isleña sabe sólo el castellano mínimo suficiente para manejar interacciones elementales con los hispanohablantes. Las interacciones que requieren el uso del castellano cultivado e intelectualizado, tanto oral como escrito, caen completamente fuera de la competencia lingüística de los nativos. Gómez Macker considera que ésta “. . .podría ser una de las principales causas —si no la principal— del constante fracaso escolar de la población estudiantil isleña que año tras año viaja al continente para continuar sus estudios. Su deficiente dominio del castellano les [sicl impide competir exitosamente con otros alumnos chilenos”

(1982: 98).

En un pasaje, Gómez Macker afirma que

«la lengua castellana al alcance de los isleños es ya una de las variedades más dialectalizadas del castellano hablado en el país» (1982: 96), lo cual sugiere que el castellano hablado por los pascuenses presenta masivamente rasgos fonológicos, gramaticales y léxicos típicos, divergentes del castellano estándar chileno, algunos atribuibles a interferencia de las pautas fonológicas, gramaticales y léxicas de la lengua pascuense, y otros atribuirse a internalización deficiente de las pautas del castellano. Gómez Macker no hace esta última distinción, sino que vincula directamente todos los rasgos del castellano isleño a influencia de la lengua pascuense: «El español isleño corresponde a una variedad dialectal con fuerte influencia de la lengua rapa nui». (1986: 60, lo destacado es mío). Aduce ejemplos, entre los que se encuentran algunos que efectivamente pueden atnibuirse a interferencia del pascuense, como “inseguridad en la realización de fonemas del castellano inexistentes en lengua rapanui, tales como /~/, /g/, /1/, /i/, /s/” y otros que pueden atribuirse a limitaciones en el modelo castellano aprendido, como «.. .utilización de léxico rudimentario cotidiano… predominio de formas orales coloquiales».

Aun cuando el castellano isleño está siendo investigado desde 1973 por Gómez Macker (1982: 97-98), no han aparecido trabajos descriptivos que entreguen información factual sobre el dialecto. La única referencia con-creta es el siguiente párrafo (parcialmente citado más arriba) de Gómez Macken:

[el castellano pascuense presenta inseguridad en la realización de fonemas inexistentes en lengua napa nui, tales como /g/, /1/, /r/, /s/; tendencia a agregar vocales en silaba final abierta; eliminación de grupos consonánticos; destrucción del diptongo; introducción de préstamos léxicos rapa nui; utilización de léxico rudimentario cotidiano; alteración del orden estructural de la oración; inseguridad en el uso de las concordancias; predominio de formas orales coloquiales. (1986: 60).

Desde 1976 el Ministerio de Educación ha puesto en marcha un Nuevo Plan Educacional Experimental y Laboral para la Isla de Pascua, “en el cual se contempla, por primera vez, la enseñanza oficial de la lengua pascuense en la Escuela de la Isla” (Gómez Macker 1982: 96), como una asignatura del plan de estudios en los primeros seis años de la educación básica, con cuatro o cinco horas semanales (y. Gómez Macken 1986: 58).

La enseñanza oficial del pascuense en la escuela isleña está inserta en el contexto de un proyecto global de cultivo de la lengua pascuense, el que también incluye alfabetización vernacular de isleños adultos y la formación de escritores nativos.

El programa está siendo implementado por personal del Instituto Lingüístico de Verano en convenio con la Universidad Católica de Valparaíso. Inicialmente, Roberto Weber y Nancy lhiesen de Weber prepararon un sistema ortográfico alfabético adecuado a la expresión escrita del pascuense (Weber y Thiesen 1985), y han dirigido la preparación de material didáctico para la enseñanza del vernáculo en la Escuela de Isla de Pascua (y. Gómez Macker 1982: 96) y dos Talleres de Escritores Rapa Nui, uno en 1984 y otro en 1985. Los textos producidos en el Taller de 1984 fueron reunidos posteriormente en un volumen publicado por la Intendencia de la V Región (1986) y vienen presentados en pascuense y castellano. Algunos son de orientación folclórica (relatos, leyendas), y otros se vinculan con la experiencia individual del escritor (poemas, anécdotas)

5.2. LA LENGUA PASCUENSE. CLASIFICACIÓN Y TIPOLOGÍA

La lengua pascuense pertenece a la rama polinésica de la familia austronésica, hablada desde el sudeste asiático hasta la Isla de Pascua (Comnie 1981: 236). Desde el punto de vista tipológico, estas lenguas son aislantes. En las lenguas aislantes -a veces llamadas también analíticas-las palabras son invariables, y las categorías gramaticales y las relaciones sintácticas se expresan por medio de palabras independientes («partículas»), y no por variaciones formales de las palabras de contenido, como ocurre en las lenguas flexivas. Por ejemplo, en castellano, el plural de los sustantivos está marcado por una variación formal en el sustantivo mismo: la adición del sufijo -s o -es, como en hombre / hombre-s; árbol / árbol-es; en cambio, en pascuense se recurre a la partícula a, como en:

taŋátahombre
ŋa taŋátahombres
túmuárbol (tronco)
ŋa túmuárboles (troncos)

Otro ejemplo. En una lengua altamente flexiva, como el latín, la relación de poseedor (o genitivo) se expresa por medio de una variación formal en el sustantivo: terra (tierra) vs. terrae(de la tierra), como en:

terrae umbilicusde la tierra el ombligo
el ombligo de la tierra

En cambio, en pascuense esta misma relación se marca por medio de la partícular o como en:

Te píto o te henúaEl obligo de la tierra

La misma situación se da en el verbo. Por ejemplo, en castellano el tiempo, el modo, la duración y la persona (con su número) están marcados en la terminación verbal, por ejemplo en nadaste se puede reconocer la raíz nad, la vocal temática de 1ª conjugación -a, y la marca de pretérito perfecto (indefinido) y la 2ª persona singular -ste. En cambio, en pascuense, estas mismas nociones se expresan por medio de partículas separadas:

i káu kóepretérito nadar tú

Todo esto significa que en una lengua aislante como el pascuense -y todas las demás lenguas polinésicas- la morfología (o sea, la estructura interna de las palabras) es sencilla, en tanto que la sintaxis (o sea, la pauta de combinación de palabras y partículas en la oración) es compleja.
Los pascuenses llaman a su lengua vanáiŋa rápa núi (abreviado rápa núi), literalmente «el habla (o el hablar) de rápa núi». Por su parte, rápa núi es el nombre nativo de Isla de Pascua. Fuentes (1960: 309) discute así su significado:

….nombre dado a la Isla de Pascua en la mitad del siglo diecinueve por los navegantes procedentes de Tahiti. Su etimología no es pascuense, ya que si así fuera, su traducción sería: brillo grande. Es más posible que sea netamente tahitiana, en cuyo caso podría traducirse por: Piedra grande. En tahitiano, rápa: piedra plana. También tiene un paralelo en: pápa núi, de pápa: tierra en neozelandés, y piedra plana o superficie plana en tahitiano. Sin duda se alude a la poca altura que tiene Pascua sobre el nivel del mar, en comparación con Isla de Tahiti, o con las más próximas islas, todas ellas con grandes elevaciones sobre el mar.

5.3. LA FONOLOGÍA

En pascuense hay cinco vocales i, e, a, o, u; y diez consonantes: p, t, k, y, fr, m, n, ŋ, r.
Las vocales se pronuncian aproximadamente como en castellano. Entre las consonantes las siguientes:

P t k m n

son muy parecidas al castellano, aunque las tres primeras tienen una ligera aspiración, como en inglés pea (arveja), tea (té) y key (llave). Además, la consonante t se pronuncia mayormente con el ápice lingual apoyado en los alvéolos superiores, no tanto en la cara interna de los incisivos superiores.

Las siguientes consonantes no existen en castellano:

-v se pronuncia siempre con el labio inferior ligeramente apoyado en el borde de los incisivos superiores («labiodental»);-h es igual a la h inglesa en house (casa) o alemana en Haus (casa) (h aspirada);-? es un sonido llamado «golpe glotal». Se puede obtener una imitación pasable conteniendo momentáneamente el aire en la boca entreabierta y dejándolo salir todo de una vez, sin mover para nada la boca. Se debe oír un ruido parecido al que se produce cuando uno se adara suavemente la garganta; la pronunciación más enfática del golpe glotal se da entre dos vocales idénticas (como en ra?á, sol) y entre dos vocales una de las cuales sea i o u (como en Ká?i-Ká?i, afilado o Kapú?a, (niebla). Entre otras vocales se oye muchas veces como un simple corte en la corriente de voz (hiato). En posición inicial puede reducirse hasta un simple ataque vocálico duro;-ŋ se pronuncia como la ng del inglés long (largo); se puede imitar pronunciando una como en gato, pero con el velo del paladar muy bajo, de modo que el sonido egrese por la nariz («n velar»). Una alternativa más fácil, pero menos correcta, es pronunciar muy juntas una n y una g;-r se pronuncia en toda posición igual al castellano cero, pero, moro.

La mayor parte de las palabras pascuenses tienen silabas formadas por una consonante
-incluido el golpe glotal- y una vocal, como en:

pí-rohediondo
tú-muárbol, tronco de árbol
ká-rusemilla
?á-kaancla
mó-tuislote
pó-kiniño, niña
tá-nehombre (varón)

Dos vocales contiguas se pronuncian en diptongo, o sea, en la misma sílaba. Así:

káicomer
káunadar

Ambas son monosílabas. Así, en kauháŋa (ingle) hay tres sílabas (kau-há-ŋa) con los segmentos vocálicos au formando diptongo; en cambio, en ka?-ŋuá (fila, hilera), también hay tres sílabas (ka-?ú-ŋa), pero los dos segmentos vocálicos, a y u, están en sílabas diferentes, por efecto del golpe glotal, el que realiza aquí como un simple «corte»entre vocal y vocal.
Del mismo modo, henúa, tierra, tiene dos sílabas (he-núa), en oposición a matú?a, padre, madre, que tiene tres sílabas (ma-tú-?a).
Lo normal es que la segunda vocal de la secuencia se pronuncie relajada. Así, en téa (rubio) la a es laxa («desilabizada»); en cambio en te?a, flecha, la a tiene articulación normal, plenamente silábica.43
En una misma silaba pueden concurrir dos vocales iguales, la segunda de ellas laxa, como éepe, macizo, corpulento (vs. épe, lóbulo de oreja).
Una alternativa viable para estos casos es postular la existencia de vocales breves (i, e, a, o, u), opuestas a vocales largas (i:, e:, a:, o:, u:), de modo que «macizo, corpulento» es
pe, con e: larga, en oposición a «lóbulo de la oreja» ?épe, con e breve. Esta es la alternativa elegida por Weber y Thiesen (1982 y 1985) y Guerra et al. (1984).

Las palabras pascuenses pueden tener dos sílabas, como:

ŋútuboca
háŋabahía, caleta

tres sílabas, como:

va-hí-nemujer
ti-ŋá-?imatar

o cuatro sílabas, como:

ma-ta-hí-tiaño
ha-?a-tá-?aaislado

La mayor parte de las palabras son graves, pero hay algunas palabras agudas, como:

matáobsidiana
maŋótollo
pahíbarco
?ananápiña

Son muy frecuentes las palabras reduplicadas. Los componentes de la reduplicación conservan su acentuación individual, como en:

páka-pákaseco
?íti-?ítipequeno
?ópa-?ópabalanceo
néhe-néhebonito

Claramente la lengua es de ritmo silábico. Esto significa que la diferencia de perceptibilidad entre sílabas tónicas y sílabas átonas es poca, de donde las palabras retienen su identidad fonológica y su audibilidad cuando se combinan unas con otras para formar unidades morfológicas (compuestos) y sintácticas (frases, oraciones). Guerra et al. (1984) registran unos pocos casos excepcionales de pérdida de sonidos en habla rápida.

La siguiente lista léxica ilustra el fonetismo pascuense:

1.Agua
boca
brazo
vái
háha-ŋútu
keké?u
4.cabeza
cara
ceniza
cielo
pu?óko
ariŋa
e?o-é?o
ráŋi
8.corazón
día
diente
espalda
mahátu
mahána
ního
tú?a/-ívi
12.estrella
fuego
guata, vientre
hombre
hetú?u
áhi
manáva
taŋáta
16.hueso
humo
lengua
luna
ívi
áu
aréro
maahína
20.lluvia
mano
montaña
mujer
úa
ríma
ma? ŋa
ví?e-vahíne
24.nariz
niebla
noche
ojo
íhu
kapú?a
póo
máta
28.oreja
pecho
pelo
pene
taríŋa
úma
rau?óho
?úre
32.perro
pie
piojo
pierna
paihéiŋa
vá?e
kútu
horéko
36.sangre
senos
sol
uña
tóto
?ú?u
ra?á
maikúku
40.vulvakomári

5.4. GRAMÁTICAS, DICCIONARIOS Y OBRAS DE CONSULTA

Se han escrito dos descripciones completas del pascuense, que incluyen pronunciación, gramática y vocabulario: Englert, 1978; y Fuentes, 1960. Las dos son obras preparadas dentro de la tradición de estudios gramaticales y lexicográficos anteriores al desarrollo en el país de la lingüística descriptiva. Ambas están basadas en la observación directa de la realidad lingüística pascuense. Englert es de gran interés por su cuidadoso registro de usos antiguos. Fuentes trae una enorme cantidad de material -su diccionario registra 4.300 ítemes léxicos- mayormente recogidos de informantes nativos.

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